Desarrollado alrededor del siglo IX a. C a partir del alfabeto fenicio, continúa en uso hasta nuestros días, tanto como alfabeto nativo del griego moderno como a modo de crear denominaciones técnicas para las ciencias, en especial la matemática, la física, la astronomía y la informática.
Originariamente existieron variantes del alfabeto griego, siendo las más importantes la occidental (Calcídica) y la oriental (jónica). La variante occidental originó el alfabeto etrusco y de ahí el alfabeto romano. Atenas adoptó en el año 403 a. C. la variante oriental, dando lugar a que poco después desaparecieran las demás formas existentes del alfabeto. Ya para esta época el griego había adoptado la escritura de izquierda a derecha, mientras que originalmente se había empleado para ello el bustrofedon (la alternancia de líneas de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, de manera que se empezaba por el lado donde se había concluido la línea anterior, invirtiendo todos los caracteres en dicho proceso).
Situando las posibles fuentes del alfabeto griego tanto en una antigua variante semítica norte como en el fenicio o el proto-cananita, lo realmente innovador del alfabeto griego es la introducción de las vocales. Las primeras vocales fueron alfa, épsilon, iota, ómicron e ípsilon. Si se contempla el proceso de creación del alfabeto griego como resultado de un proceso dinámico basado en la adopción de varios alfabetos semíticos, encontrando incluso influencias del Lineal B, a través del tiempo, se podría dar una explicación más satisfactoria a su origen que las teorías que postulan una adaptación única de un alfabeto determinado en un momento dado.
Antes de la elaboración de este alfabeto, los griegos empleaban un silabario para la escritura, llamado sistema lineal B, utilizado en Creta, y zonas de la Grecia continental como Micenas o Pilos entre los siglos XVI a. C. y XII a. C. Los fragmentos conservados en lineal B están escritos en lo que parece una versión primitiva de los dialectos arcado-chipriota y jónico-ático, un dialecto llamado micénico. El lineal B se desarrolló a partir de un silabario anterior, llamado Lineal A, empleado para escribir el idioma eteocretense, una lengua proto-indoeuropea hablada por los nativos cretenses antes de la invasión griega de la isla, y no representa del todo correctamente la fonética del dialecto micénico. Ésta y otras razones llevaron a su abandono y al desarrollo de un alfabeto completamente nuevo.
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